martes, 4 de mayo de 2010

Dos.

Menudo día de mierda. Toda la puta tarde aguantando la queja de señoritos mal criados que no tienen otra cosa que hacer que alimentar su propio ego, cafés por aquí, bollos por allá… en qué hora se me ocurriría meterme a camarero. Ni siquiera la birra y el mejor de todos los discos de los Running Wild consiguen relajarme, porque cuando empiezo a olvidarme de todo lo que me rodea… aparece ella, dando un portazo, tan ruidosa y maleducada como siempre. Viene cabreada. Lo sé porque no me ha cegado el brillo de su sonrisa de anuncio de dentífrico. Abril, ésa es mi compañera de piso, la chica hortera que usa tanto color en un mismo vestido que la Abeja Maya inspiró su país multicolor en ella y que forma su propio país multicolor en su cama, ya me entendéis. Me saca de quicio, siempre de aquí allá con su sonrisa perenne. Diría que la prefiero cabreada, de no ser porque… oh, joder, mírala… ya está desnuda otra vez. Mecagoen...
Me acerqué a ella y le susurré al oído, desde atrás, un “me das asco”. Creo que estaba pensando en que en realidad tenía un buen polvo cuando de repente se giró y me besó. ¿Qué coño estaba haciendo? No habría cruzado más que tres palabras de desprecio con ella y esa maldita loca estaba metiéndome la lengua hasta la garganta… aunque después de tres años juntos, algo de cariño acabas pillando… así que durante un momento dudé si apartarla de un empujón o subirla por la cintura y montármelo con ella sobre la encimera. Pero se apartó. Se apartó y, tan tranquila, se sentó con su asco de melena roja revuelta por mis manos escondiendo sus pezones.

La miré un instante, cogí lo que me quedaba de mi birra y me fui sin mediar palabra, como un auténtico capullo. Si yo hubiese sabido que después...

2 comentarios:

Mariaxx dijo...

increible final!te agrege :)
no escribo muy amenudo, pero cuando puedo lo hago.

Diario de Arquímedes dijo...

Joder!
Hacia tiempo que unos textos no me dejaban enganchada a la pantalla, no me queda otra que seguirte.
Un saludo!

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